sábado, 23 de octubre de 2010

Demo ¿cracia?

Se considera a la democracia como la forma de gobierno por excelencia, puesto que, se supone, que un Partido político es democrático, cuando sus afiliados tienen la potestad de decidir sobre las políticas que los rigen.

Se supone también que, si un Partido político es democrático, tendrá como norma no sólo defender su derecho a decidir sino también respetar los derechos y demandas, e incluso los errores, de otros. Ahora bien, si un Partido político que se dice democrático se empeña en imponer por la fuerza sus ideas, cabe preguntarse si es la democracia lo que dicho Partido político defiende
Estos comentarios se quedan en la superficie del asunto, son insuficientes y hasta pueriles. Hay muchos más aspectos que considerar. Pero al menos, el planteo está claro: la democracia impuesta por la fuerza no es una alternativa a la dictadura, sino otra cara de la dictadura.
Los Partido político que se definen democráticos no pueden coaccionar: deben sugerir, deben respetar las demandas de sus afiliados. La imposición de las propias ideas sobre las de otro es fruto de la inmadurez y la prepotencia, no de la justicia. Y si se impone determinada forma, es probable que el único objetivo que persiga sea su beneficio personal y no el de todos.
 

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