lunes, 29 de noviembre de 2010

BASTA DE CORRUPCIÓN

Junto con el terrorismo, la corrupción urbanística que se ha desatado hasta límites que nuestra sociedad ha dicho basta ya, constituye la gran lacra de nuestro país que hay que atajar drásticamente, de una u otra forma. Dicha corrupción es la culpable, entre otras, de los escandalosos e inflados precios de las viviendas.
¿Por qué se produce la corrupción urbanística? Sencillamente, por los beneficios económicos que genera y reporta a unos cuantos. 

¿Quién da lugar a dicha corrupción? Sin lugar a dudas, aludiremos a los personajes o instituciones más representativas, significando que no son todos los que están ni están todos los que son : promotores , empresas sin control, particulares, cargos públicos, autonómico y local (Ayuntamientos y Diputaciones), propietarios de terrenos e inmuebles, funcionarios de las distintas administraciones que prevarican o admiten el cohecho archivando o activando expedientes o falsificando informes y documentos o haciendo la vista gorda en las inspecciones ,jueces que prevarican también resistiéndose a tomar medidas cautelares que prevengan daños irreparables, políticos solapados con sus tráficos de influencias o presionando en demanda de dinero o favores de todo tipo, que coadyuvan a la corrupción, dirigentes y responsables de partidos políticos que no cortan ni denuncian las desviaciones de sus cargos públicos, arquitectos e ingenieros corruptos y permisivos, y algunos más que se nos quedan en el tintero. En todos los casos, el dinero o el favor político. Ante las próximas elecciones, los partidos políticos tienen necesariamente que tomar cartas en el asunto. Tienen que hacerlo con actuaciones y hechos reales, aquí y ahora, y no dejar a la falsa palabrería electoral lo que harán pero luego no hacen. El partido político que, en su programa electoral proponga y cumpla después, es seguro que tal medida sería aceptada por la totalidad de la comunidad, con el consiguiente incremento sustancial de votos. Sería, un buen principio para empezar por terminar con la corrupción urbanística. El fin del principio.

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