domingo, 12 de junio de 2011

La lucha por la democracia en el siglo XXI



El pasado 15 de mayo tuvieron lugar manifestaciones simultáneas en las principales ciudades españolas, convocadas por una plataforma ciudadana (al margen de partidos políticos y sindicatos) denominada ¡Democracia Real Ya!”. El éxito de dichas manifestaciones, y el no menos importante hecho de que espontáneamente unos cuantos ciudadanos (jóvenes mayoritariamente) decidieran darle continuidad a las protestas acampando en la Puerta del Sol madrileña, sorprendió a diestro y siniestro.
La crisis económica actual, pone en evidencia las deficiencias de nuestro sistema político-económico, si alguna ventaja tiene una crisis es  que nos permite aumentar la conciencia sobre lo que ocurre a nuestro alrededor y pone a prueba lo establecido.
Un conjunto amplio de ciudadanos asumimos como propios los principios básicos que la Constitución protege: la libertad, la justicia, la igualdad, el pluralismo político y en especial la soberanía del pueblo. Sentimos, sin embargo, que dichos valores, que son además símbolo para establecer un marco de democracia y libertades, no se han visto suficientemente protegidos en la práctica.
No nos sirve de nada quejarnos del paro, de la crisis, si no analizamos las causas de porqué las cosas van como van y si no intentamos entre todos buscar soluciones a los problemas de la sociedad. Pero para esto, lo primordial es que la gente sepa que es posible y necesario mejorarla y que es imprescindible luchar de forma activa para conseguirlo.
El Movimiento 15 de Mayo nos ha demostrado que se puede llevar a cabo si todos somos consciente de ello. Independientemente de su resultado final, el movimiento por la “¡Democracia Real Ya!” va a marcar las pautas de la lucha por la democracia en España,
Mientras no participemos en las decisiones que nos afectan, mientras renunciemos a nuestros derechos, Mientras antepongamos nuestra comodidad personal a nuestros principios, mientras no nos responsabilicemos de nuestros actos, mientras tiremos la piedra y escondamos la mano, mientras no seamos capaces de colaborar , incluso a sabiendas, contra un sistema que inequívocamente tiende a disminuir las libertades y los derechos que tanto costaron lograr en el pasado, no podremos aspirar más que a quejarnos.
Decía Benjamín Franklin que quienes renuncian a la libertad esencial para obtener seguridad temporal, no merecen ni libertad, ni seguridad.

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