El pasado 15 de mayo tuvieron lugar manifestaciones simultáneas en las principales ciudades españolas, convocadas por una plataforma ciudadana (al margen de partidos políticos y sindicatos) denominada “¡Democracia Real Ya!”. El éxito de dichas manifestaciones, y el no menos importante hecho de que espontáneamente unos cuantos ciudadanos (jóvenes mayoritariamente) decidieran darle continuidad a las protestas acampando en la Puerta del Sol madrileña, sorprendió a diestro y siniestro.
La crisis económica actual, pone en evidencia las deficiencias de nuestro sistema político-económico, si alguna ventaja tiene una crisis es que nos permite aumentar la conciencia sobre lo que ocurre a nuestro alrededor y pone a prueba lo establecido.
Un conjunto amplio de ciudadanos asumimos como propios los principios básicos que la Constitución protege: la libertad, la justicia, la igualdad, el pluralismo político y en especial la soberanía del pueblo. Sentimos, sin embargo, que dichos valores, que son además símbolo para establecer un marco de democracia y libertades, no se han visto suficientemente protegidos en la práctica.
No nos sirve de nada quejarnos del paro, de la crisis, si no analizamos las causas de porqué las cosas van como van y si no intentamos entre todos buscar soluciones a los problemas de la sociedad. Pero para esto, lo primordial es que la gente sepa que es posible y necesario mejorarla y que es imprescindible luchar de forma activa para conseguirlo.
El Movimiento 15 de Mayo nos ha demostrado que se puede llevar a cabo si todos somos consciente de ello. Independientemente de su resultado final, el movimiento por la “¡Democracia Real Ya!” va a marcar las pautas de la lucha por la democracia en España,
Mientras no participemos en las decisiones que nos afectan, mientras renunciemos a nuestros derechos, Mientras antepongamos nuestra comodidad personal a nuestros principios, mientras no nos responsabilicemos de nuestros actos, mientras tiremos la piedra y escondamos la mano, mientras no seamos capaces de colaborar , incluso a sabiendas, contra un sistema que inequívocamente tiende a disminuir las libertades y los derechos que tanto costaron lograr en el pasado, no podremos aspirar más que a quejarnos.
Decía Benjamín Franklin que quienes renuncian a la libertad esencial para obtener seguridad temporal, no merecen ni libertad, ni seguridad.
Escrito por José López http://www.rebelion.org/noticia.php?id=128681
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