lunes, 2 de septiembre de 2013

Verdaderamente, España es diferente.


Tal vez sea España la única nación del mundo en donde se premia, con un suculento retiro, al  político ladrón, corrupto, inepto y mentiroso,

Nuestros políticos nos engañan constantemente y cada vez más somos testigos de la implicación de bastantes de nuestros gestores en casos de corrupción, saliendo diariamente a la luz pública casos de corrupción y despilfarro que nada tienen ver con la austeridad que aplican sin piedad sobre los más débiles.

Nuestra debilidad nos condena, el control de los poderes económicos sobre los gobiernos es total y aprovechando las circunstancias suben impuestos y privatizan servicios esenciales, a la vez que nos endurecen los requisitos para acceder a una pensión y bajan las cuantías de las mismas.

Las políticas de austeridad solo repercuten en los más débiles, la privación de derechos que conlleva la pérdida del empleo son tantos, que la distancia entre paro y pobreza se ha visto reducida a la mínima expresión, las circunstancias que viven millones de personas en este país, los afectados por el drama del paro hace que sus vidas, sea un auténtico sin vivir que está ocasionándoles una pobreza, económica, moral y física, impensable para los tiempos en que vivimos.

Es lamentable que se siga hablando del estado del bienestar ¿qué estado del bienestar es éste? que les priva del derecho y del deber de trabajar, a más de 6.000.000 de personas, donde pierden su empleo, les recortan en sanidad, dependencia, educación se les reduce y se eliminan las prestaciones y subsidios y alejan a desempleado/as del mínimo de esperanza y en exclusión social en muchos caso, cuando más de un 20% de la ciudadanía está en la pobreza y un alto porcentaje está en el umbral de la misma.

Un estado del bienestar, donde tener que recurrir a la caridad como medida de subsistencia, tener que renunciar a una educación para los hijos-as por que las subidas de tasas no nos lo permiten,  verte expulsado sin piedad de tu vivienda por no tener recursos y nos coloca en una situación de debilidad, totalmente inaceptable al vulnerarse derechos reconocidos en nuestra Constitución.

Está claro: no solo se mejora nuestra situación si no que se utiliza la misma para sin ningún pudor empeorarla.

La democracia no puede existir con partidos políticos que no creen en ella.

Somos la solución, nuestra debilidad desaparecerá con nuestra unión, es la hará que nos tengan en cuenta. Si no luchas nadie te escucha, ¡qué gran verdad! Planteémonos el hacer algo por cambiar nuestra situación pongámonos todos-as a trabajar en la exigencia de nuestros derechos y cumpliendo con nuestro deber.


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