Nuestro
presidente de gobierno presume continuamente de estar sacando a este país del
bache enorme que pasa, y se pavonea orgulloso de lo bien que lo está haciendo, por
otro lado una campaña en televisión nos habla de la imaginación que tienen que
ponerle al pan muchas madres para que eso que comen sus hijos parezca un
bocadillo.
Una pobreza
infantil que algunos no quieren ver como si aquí no fuésemos conscientes de que
la pobreza infantil alcanza casi al 30%.
Hoy 3 de cada 10 niños y niñas viven
en España por debajo del umbral de la pobreza, niños y niñas que están
castigados sin motivo sin actividades extra escolares, sin libros, sin regalos,
sin cenar. Niños que
dependen de la buena voluntad de sus colegios (no sé si se acuerdan que ahora
te cobran hasta por llevar el tape) o de gente a la que no conocen para poder
meter algo en el estómago.
A tenor de
ambos planteamientos me hago la siguiente pregunta: ¿vale la pena, es más, es
justificable, alardear de aparentes buenas noticias económicas para un país
cuando, de ser así, se hace a costa de los más débiles?
Vamos, que
a mí, particularmente, se me caería la cara de vergüenza de ir por ahí contando
que uno está salvando a su nación cuando la ruina moral por la que está
apostando resulta patética a los ojos de cualquiera.
No creo que
sea para presumir tener el país que tenemos: sin derecho a la salud, ni a la
justicia, ni a la educación, y lo que me resulta más importante, el derecho a
todo ser humano a una vivienda digna y a 3 comidas diarias que no incluyen ni
el caviar, ni el foie de oca ni champagne francés de primera línea. Por lo
menos, a los ojos de un señor que se supone defiende los derechos de todos los
españoles
Yo quiero
salir del agujero. Como todos. Pero no a costa de ser más pobres, de tener
menos derechos, no a costa de una educación para ricos que se harán más ricos y
podrán manejar a los pobres cada vez más pobres a su antojo por aquello de que
el puesto de trabajo que tú no quieras los querrán otros 500 y por menos
sueldo.
No me gusta
el juego sucio. Por eso no me gusta este gobierno, que no respeta la dignidad
del ser humano y que cree que castigarnos a todos con recortes de todo tipo los
hace más eficaces.
Me ahorro
lo de “todo va bien” porque cuando las palabras sobran, mejor no intentar
dotarlas de sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario