VIVIR CON MIEDO
Con los actuales sueldos, el 20% de las familias no llega a final de
mes y el 60% no podrían afrontar un gasto imprevisto
La crisis ética y social, se han
concretado en el Estado español de múltiples formas, alguna de ellas
ciertamente dramática, como el índice de paro. Pero hay otras manifestaciones
intangibles, tan injustas y socialmente
más peligrosas que aquellas. Una de ellas es el miedo.
La ciudadanía española tiene miedo. Las
familias tienen miedo. Y a este gobierno parece no importarle. El Fondo
Monetario Internacional afirma que será necesario abaratar más el despido y
rebajar los sueldos.
El Gobierno español ha dado a conocer las
conclusiones sobre las pensiones: hay que apostar por las “capitalizaciones
privadas”, es decir, que el sistema de pensiones público se convierta en
privado, los planes de pensiones, porque las pensiones futuras serán de mucha
menor cuantía que las actuales.
Ambas afirmaciones, la rebaja de los
sueldos y de las pensiones, no hacen más que aumentar el miedo en nuestra
sociedad.
Y hay razones para tenerlo. Aumentos de
impuestos, directos (como el IBI de los ayuntamientos, obligados por ley por el
propio estado) o indirectos como el IVA, un IPC (el coste de las cosas) del
2,4%; o el pago por servicios considerados hasta hace muy poco como públicos e
intocables (sanidad, educación,...) ¡Claro
que la gente tiene miedo!
Las esperanzas de encontrar trabajo son
cada vez más escasas, los que lo tienen han visto recortados sus derechos, aquel
o aquella que felizmente tiene trabajo cobra menos cada año, los pensionistas
mantienen a sus familias con pensiones que no se han revalorizado conforme al
IPC perdiendo poder adquisitivo.
Los estudiantes pierden sus becas porque
un ministro valorado por la ciudadanía con un 1,76 sobre 10, pide un 6,5 de
nota para acceder a ellas. El 21% de la población española se encuentra en el
umbral de la pobreza (la infantil ha aumentado un 30% en los últimos diez años
y muchos niños y niñas solo reciben una alimentación adecuada en los comedores
escolares.
¡Claro que la gente tiene miedo!
Miedo a no encontrar trabajo, miedo a no
poder alimentar o educar a sus hijos, miedo a perder sus casas, mientras la
banca que les embarga recibe ayudas millonarias de sus propios impuestos y
jubilan a sus directivos con cantidades indecentes o los defraudadores se
benefician de asombrosas amnistías fiscales.
Miedo por el presente y por el futuro. Sé
que habrá quien me acuse de alarmista. Son los que ven brotes verdes en el
desierto, los videntes de luces al final del túnel. Aquellos que esconden la
realidad, niegan la evidencia o, quizás, sencillamente, no la sufren.
Parados.en movimiento
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