El gobierno de Rajoy ha aprobado unas medidas para hacer frente a la crisis, que básicamente conciten en abrasar a las clases medias y trabajadoras mientras da más dinero a los bancos y deja casi intactos los privilegios de la Iglesia, de los partidos, sindicatos y patronal.
Los recortes afectarán a todos los españoles y acentuarán la recesión. En un momento económico como el que nos toca vivir precisa de ajustes radicales de forma que nuestro Estado pueda cumplir con sus compromisos de deuda y al mismo tiempo el dinero vuelva a fluir en la sociedad y especialmente en las empresas, únicas generadoras, junto al autónomo, de empleo sostenible.
Quizá no quede otro remedio que subir los impuestos. La pregunta es porque se toca a los bolsillos de los sufridos ciudadanos, eso tendría que haber sido el último cartucho mucho antes, debería haberse recortado el gasto público superfluo que todavía existe en proporciones gigantes en nuestro país algunas de ellas como las diputaciones, el Senado o las cámaras de comercio, instituciones que se han quedado obsoletas y son, además, un saco sin fondo para los recursos públicos.
Y antes incluso, si se quiere predicar con el ejemplo, deben desaparecer absolutamente todas las prebendas de que dispone la clase dirigente. No es de recibo que la clase política le diga al pueblo que se tiene que abrochar el cinturón hasta límites insospechados mientras ellos mantienen el 80% sus privilegios.
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