martes, 28 de octubre de 2014

MUCHO FRIÓ EN LA COLA DEL PARO

Uno de los momentos estelares de la campaña con la que Mariano Rajoy llegó a la Moncloa fue aquélla  que prometía acabar con el problema del paro en el mismo momento en el que tomase las riendas de la situación y muchos ciudadanos parados depositaron su voto en la urna pensando que su situación mejoraría de forma instantánea gracias a estas promesas logró ganar las elecciones generales con mayoría absoluta.
Los españoles somos así de ingenuos a veces cuando se refiere a la política. Y encima solemos tener mala memoria para recordar según qué cosas.
Han pasado los años y hemos escuchado a Rajoy hacer balance, agradecer a los españoles el esfuerzo y prometer que habrá menos desempleados al final de la legislatura que cuando se inició. Todo eso está muy bien, y es verdad que algunos indicadores económicos están mejorando pero esa mejoría no llega a los ciudadanos, a ese grupo de personas que tienen una situación de extremada urgencia, en el que seguramente muchos de nosotros nos podemos incluir perfectamente. A todos ellos, no les vale con que haya 100.000 desempleados menos en 2014 que en 2013, salvo que fuesen uno de los beneficiados.
La política debería estar para ofrecer soluciones a los problemas concretos y cotidianos de los ciudadanos. Los políticos deberían identificarse más con aquellas personas que ya no tienen nada o tienen lo justito para comer. Si una familia pasa hambre, sufre un desahucio o todos sus miembros están parado, estos son algunos ejemplos que los políticos deberían solucionar y, arbitrar medidas para evitarlo. Son ejemplos de problemas muy cercanos a los que nunca se enfrentarán sus señorías.
El gran fracaso de la política española ya no es sólo tener casi cinco millones de desempleados. El verdadero fracaso es dejar de la mano de Dios a todos aquellos que están al borde de la exclusión social, o metidos de lleno en ella. Somos un país del primer mundo con gente que vive como en el tercer mundo, o peor. Y ese es un problema cuya solución no está ni se la espera.
Un presidente del Gobierno debería tener problemas para conciliar el sueño sabiendo que algunos de sus conciudadanos no tienen nada que echarse a la boca esa misma noche y muchos de ellos niños. No estoy en la cama de Rajoy para saber si esto es así  o no pero su falta de soluciones demuestra que esto no es una prioridad para él y los suyos.
Debemos crear empleo. Eso está claro. Y la creación de puestos de trabajo es la mejor política social. Pero en el trayecto hacia ese objetivo, debemos ofrecer un tratamiento paliativo hacia quienes se han quedado fuera del mercado laboral y sin ingresos para subsistir. No debería ser incompatible una cosa con la otra.


editado por Lacoladelparo

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