MUCHO FRIÓ EN LA COLA DEL PARO
Uno de los momentos estelares
de la campaña con la que Mariano Rajoy llegó a la Moncloa fue aquélla que
prometía acabar con el problema del paro en el mismo momento en el que tomase
las riendas de la situación y muchos ciudadanos parados depositaron su voto en
la urna pensando que su situación mejoraría de forma instantánea
gracias a estas promesas logró ganar las elecciones generales con mayoría
absoluta.
Los españoles somos así de
ingenuos a veces cuando se refiere a la política. Y encima solemos tener mala
memoria para recordar según qué cosas.
Han pasado los años y hemos
escuchado a Rajoy hacer balance, agradecer a los españoles el esfuerzo y
prometer que habrá menos desempleados al final de la legislatura que cuando se
inició. Todo eso está muy bien, y es verdad que algunos indicadores económicos
están mejorando pero esa mejoría no llega a los ciudadanos, a ese grupo de
personas que tienen una situación de extremada urgencia, en el que seguramente
muchos de nosotros nos podemos incluir perfectamente. A todos ellos, no les
vale con que haya 100.000 desempleados menos en 2014 que en 2013, salvo que fuesen
uno de los beneficiados.
La política debería estar para
ofrecer soluciones a los problemas concretos y cotidianos de los ciudadanos.
Los políticos deberían identificarse más con aquellas personas que ya no tienen
nada o tienen lo justito para comer. Si una familia pasa hambre, sufre un
desahucio o todos sus miembros están parado, estos son algunos ejemplos que los
políticos deberían solucionar y, arbitrar medidas para evitarlo. Son ejemplos
de problemas muy cercanos a los que nunca se enfrentarán sus señorías.
El gran fracaso de la política
española ya no es sólo tener casi cinco millones de desempleados. El verdadero
fracaso es dejar de la mano de Dios a todos aquellos que están al borde de la
exclusión social, o metidos de lleno en ella. Somos un país del primer mundo
con gente que vive como en el tercer mundo, o peor. Y ese es un problema cuya
solución no está ni se la espera.
Un presidente del Gobierno
debería tener problemas para conciliar el sueño sabiendo que algunos de sus
conciudadanos no tienen nada que echarse a la boca esa misma noche y muchos de
ellos niños. No estoy en la cama de Rajoy para saber si esto es así o no
pero su falta de soluciones demuestra que esto no es una prioridad para él y
los suyos.
Debemos crear empleo. Eso está
claro. Y la creación de puestos de trabajo es la mejor política social. Pero en
el trayecto hacia ese objetivo, debemos ofrecer un tratamiento paliativo hacia
quienes se han quedado fuera del mercado laboral y sin ingresos para subsistir.
No debería ser incompatible una cosa con la otra.
editado por Lacoladelparo
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